Equipo nacional de Uruguay, campeón del primer mundial de futbol en 1930. |
La circunstancia
política actual. Desde hace algunas semanas el Congreso de la Unión
postergó la discusión y aprobación de reformas secundarias de modo que
coincidieran con la duración del mundial de futbol. Evidentemente es una medida
oportunista, pero es absolutamente comprensible; la tarea de los partidos
políticos es la de defender intereses poderosos. Por otro lado, un evento tan
trascendente como el campeonato mundial de futbol no puede estar exento de la
molesta presencia de los políticos, cuyo objetivo es aparecer en las imágenes
de los medios y ser el tema de conversación –labor que realizan plenamente. Así
como los políticos hacen lo más que pueden por realizar sus objetivos, los
jugadores de futbol harán lo que les corresponde, o sea, esforzarse por ganar
los partidos y avanzar en el torneo; con esto, quedamos los ciudadanos, la
tarea es vigilar que nuestros intereses no sean atropellados por uno u otro
grupo, el mundial es una opción para distraernos e incluso divertirnos, no para
perder de vista nuestros intereses vía la enajenación.
Cada quien entenderá
el amor a su manera. Los mensajes de la televisión piden demasiado a un
público tan acostumbrado a la indiferencia y la pasividad: apasionados de verdad, cree
en el equipo nacional –como si se tratara de una cuestión de fe. No descarto
que el futbol despierte sentimientos intensos en los aficionados, pero también
es recomendable cierta distancia crítica ante la pantalla: que el narrador
grite con insistencia no indica que las acciones del juego sean emocionantes. Cualquier
partido de futbol, en especial durante el mundial, presenta muchos aspectos
entrelíneas, más o menos profundos, la cuestión es saber detectarlos. Observar un
juego es una experiencia irrepetible, la decisión de disfrutarla es
estrictamente individual.
Creo que nos hace falta mucha autocrítica, como individuos y de manera colectiva. Porque siempre vemos el error en la otra persona y no estamos tan conscientes de nuestros propios errores y nuestras propias limitaciones. Tengo amigos que juzgan a un jugador cuando falla un penalti, y a un jugador además extraordinario, y estos mismos amigos la verdad no son tan buenos en lo que hacen. Entonces, creo que nos hace falta autocrítica y precisamente por eso no somos empáticos con las derrotas, porque no estamos conscientes de las nuestras. O sea, yo, por ejemplo, sí me identifico al 100% con la selección mexicana porque en la vida he tenido más fracasos que victorias, la verdad.| Por más que exista una cultura técnica que se enfoca en cómo pegarle al balón, cómo conducirlo, cómo organizarse en la cancha, los equipos mexicanos no cuidan dos aspectos fundamentales: el psicológico y el nutricional.| Ensayo sobre la ceguera: Que todos vean el Mundial para que nadie mire el desastre de las reformas.| Podemos combatir al sistema corrupto y a las reformas entreguistas, brigadear, informar... y amar el futbol y ver los partidos. He dicho.| Cuando la humanidad se sienta en sus culos ante un televisor a ver veintidós adultos infantiles dándole patadas a un balón no hay esperanzas.
Hablaron: Olallo Rubio, Esteban Illades, Rayuela, Pedro Salmerón
y Fernando Vallejo.
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