jueves, octubre 16, 2014

Cómo llegué a la entrada número 45

(X)


Todo el tiempo, incluso hasta este día, me han parecido admirables las personas que aparte de escribir, tienen el valor de hacerlo público para que lo lea alguien más –no importa la cantidad de personas que lean. No me refiero a los escritores o a los columnistas en los periódicos, porque en cierto modo, ellos son profesionales y al menos reciben una paga por sus textos, al contrario, pienso en quienes escriben sin ese interés económico, con el objetivo de construir o generar alguna reflexión o a contribuir con ideas. En cualquier caso, siempre es mejor expresarse. En mi opinión, esa expresión no debe ser violenta ni procaz porque así sólo se construye algo negativo; tampoco debe surgir desde la ignorancia porque la equivocación resta interés y en consecuencia, credibilidad. Quisiera que entre mis conocidos, hubiera más con ánimo y tiempo para expresar sus pensamientos de manera más extensa, no con el objetivo de exhibir ni imponer criterios, tan sólo para generar un diálogo.
Este espacio surgió como una inquietud y un reto para saber sobre qué podía escribir y cuánto. La intención de que fueran textos breves fue para que pudieran leerse casi en un golpe de vista. Dudo que algo de lo que escribí desde diciembre hasta este momento haya sido interesante ni enriquecedor, máxime si se toma en cuenta que hay blogs especializados en una enorme cantidad de temas: desde cómics y carteles de cine hasta expertos en lápices (estos son mis favoritos) pasando por blogs sobre música, sobre lo que sucede en la ciudad, sobre arte, fotografía… En este momento el futuro es tan incierto que no sé si volveré a escribir aquí la siguiente semana, o el próximo mes, o el año que viene, o nunca más. O quizá simplemente hasta que encuentre algo atractivo para exponerlo en este espacio. Para terminar, agradezco especialmente a quienes tuvieron la amabilidad de leer con atención o comentar en alguna de las entradas anteriores.

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