lunes, octubre 06, 2014

Los memes sobre el presidente



La contradicción me parece insalvable, desconfiar de cada político sin importar su partido o tendencia ideológica pero, por otro lado, pensar que la protesta y la organización cambiarán al sistema. Debemos tomar en cuenta que el elemento primordial de la hora presente (es decir, los tres temas protagónicos en la opinión pública en estas dos semanas: Tlatlaya, Iguala y el IPN) es que los políticos poseen más información de la que se filtra a los medios, ellos saben más que nosotros. Es suficiente con revisar cualquier libro de historia política para notar que, no obstante la falta de sentido común ni las advertencias de la sociedad, los líderes políticos son los encargados de tomar decisiones cuyas consecuencias ellos son los primeros en resentir –sin importar si éstas son buenas o malas. En conclusión, el criterio de los políticos está muy por encima de lo que se plasme en los memes sobre el presidente y sobre su gabinete, como también está por encima de las consignas que se gritan en las manifestaciones –aspectos que a mi juicio reducen en extremo la conciencia de lo que acontece políticamente. En el mejor de los casos nos toca conocer poca información que los medios difunden a pesar de los filtros del poder, y con eso es bastante para indignarnos.
 

Una muestra de esto la tomo de una imagen publicada el miércoles 1 de octubre encontrada en una página en apoyo al movimiento en el Politécnico y contiene el siguiente texto: “Lo bueno de SÍ Estudiar Historia es que no vamos a repetirla: Ninguno de nosotros marchará este 2 de octubre. No te dejes llevar por los medios de comunicación…” Es bien sabido que la historia no se compone de fechas y, sin embargo, ese movimiento cae en las mismas contradicciones y lugares comunes de siempre: la organización para una marcha sobre las avenidas principales de la ciudad –como si esto no se hiciera casi a diario– para exigir al gobierno que dé solución a las demandas del movimiento, y aunque no se deseara repetir la historia, ese mismo gobierno con el que dialogaron reprimió a los estudiantes en 1968. La moraleja sería que nosotros debemos cambiar para que cambien los políticos. De los problemas del país, aparentemente el del IPN era el menor, o dicho de otro modo, el de solución a más corto plazo; el secretario de Gobernación estuvo frente a un movimiento con buena organización pero con muy poco contenido, considerando la cantidad de problemáticas que enfrenta el país; por eso, sus consecuencias dan la impresión de ser una victoria pírrica o de un parto de los montes. 


2 comentarios:

  1. Recuerdo aquella ocasión en que me mencionaste que la violencia no es coherente, coincido en eso; sin embargo, después de leer esta columna, me remito a pensar el contenido que podría tener alguna expresión de esta naturaleza y no lo encuentro, me resulta vacío en tanto que a diferencia de lo referido al inicio de tu columna, en este tipo de casos no hay conciencia del correr de la política y sus efectos.

    Por el contrario, podría tenerse un ambiente propicio en su totalidad para desatar el fervor del fanatismo que puede arrastrar a las masas, es entonces cuando de nuevo coincido en la falta de coherencia de actos violentos; no obstante, me haces reflexionar en torno a la mínima perspectiva emanada de marchas, memes y sátiras que se pueden hacer al respecto, y pienso ahora que sí anteriormente yo decía de modo figurativo que un cuerpo no se conduce exclusivamente por su cabeza, ya que su accionar sería incompleto sin el resto del cuerpo; ahora me doy cuenta que dejamos pasar algo que podría parecer tan obvio; aunque el enojo, la indignación y la protesta a veces nos cieguen y no lo apreciemos así; creo que el título de tu Blog lo expresa tal cual, "el contenido y la forma".

    Te agradezco por lo escrito, apenas noté que este es un Blog tuyo, creí que se trataba de algún sitio en Internet , una Revista o algo así. Aunque no estoy de acuerdo en contestar la violencia con violencia, en casos como Movimientos de Liberación Nacional u ocupaciones como las de Palestina, Tíbet, Sudán; entre otras , casos de excepción como dictaduras, aún no tengo claro si se debería repensar el concepto de lo que implica una -resistencia-. En dado caso, estaría a favor de ello ya que pienso que el derecho de ser, pensarse y hacerse libres es quizá de lo más valioso con lo que un ser humano podría contar, aunque en lo que concierne a las protestas cuya directriz es la violencia, en efecto me parece que ni son coherentes, ni conservan un contenido.

    Bueno, veo que piensas dejar de escribir un rato, tengo mayor interés por leer tus columnas ahora que he consultado algunas, no sé cuánto tardes en retomar esto; lo cierto es que al menos yo no pienso que escribas tonterías o banalidades, saludos Sergio.

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    1. Gracias por tu amable comentario. En mis textos solamente apuntaba que para la sociedad civil es necesario emplear mecanismos más eficientes para contrarrestar sucesos tan terribles como los que hemos conocido en las últimas semanas –que a su vez forman parte de un proceso más extenso y encuentran su origen, por lo menos, desde el inicio del sexenio pasado; a mi juicio, las manifestaciones sirven para andar por la calle y demostrar, en mayor o menor cantidad, el rechazo hacia alguna medida o acontecimiento, pero en el fondo no cambia nada. Para que el sistema político cambie de verdad, me parece que la sociedad debe asumir su responsabilidad, su madurez y su conciencia. Estos tres elementos son la forma de no responder con violencia ante lo adverso. Pero también pienso que mi opinión política no es demasiado fiable, sólo es una más y muy similar a la de cualquier otro –por eso pienso que es obvia e inoperante si todo lo que cada quien dice son discursos sin consecuencias en la acción.

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