jueves, octubre 16, 2014

Cómo llegué a la entrada número 45

(X)


Todo el tiempo, incluso hasta este día, me han parecido admirables las personas que aparte de escribir, tienen el valor de hacerlo público para que lo lea alguien más –no importa la cantidad de personas que lean. No me refiero a los escritores o a los columnistas en los periódicos, porque en cierto modo, ellos son profesionales y al menos reciben una paga por sus textos, al contrario, pienso en quienes escriben sin ese interés económico, con el objetivo de construir o generar alguna reflexión o a contribuir con ideas. En cualquier caso, siempre es mejor expresarse. En mi opinión, esa expresión no debe ser violenta ni procaz porque así sólo se construye algo negativo; tampoco debe surgir desde la ignorancia porque la equivocación resta interés y en consecuencia, credibilidad. Quisiera que entre mis conocidos, hubiera más con ánimo y tiempo para expresar sus pensamientos de manera más extensa, no con el objetivo de exhibir ni imponer criterios, tan sólo para generar un diálogo.
Este espacio surgió como una inquietud y un reto para saber sobre qué podía escribir y cuánto. La intención de que fueran textos breves fue para que pudieran leerse casi en un golpe de vista. Dudo que algo de lo que escribí desde diciembre hasta este momento haya sido interesante ni enriquecedor, máxime si se toma en cuenta que hay blogs especializados en una enorme cantidad de temas: desde cómics y carteles de cine hasta expertos en lápices (estos son mis favoritos) pasando por blogs sobre música, sobre lo que sucede en la ciudad, sobre arte, fotografía… En este momento el futuro es tan incierto que no sé si volveré a escribir aquí la siguiente semana, o el próximo mes, o el año que viene, o nunca más. O quizá simplemente hasta que encuentre algo atractivo para exponerlo en este espacio. Para terminar, agradezco especialmente a quienes tuvieron la amabilidad de leer con atención o comentar en alguna de las entradas anteriores.

miércoles, octubre 15, 2014

El secreto


Sería mejor si algunos secretos permanecieran impenetrables. Desde el mes de agosto a la fecha, a cada cierto tiempo se han filtrado fotografías privadas de mujeres famosas en los espectáculos norteamericanos, en un suceso llamado The Fappening. El acontecimiento es preocupante por diversas razones, algunas de estas se han venido discutiendo en los medios y en las redes sociales electrónicas: la incorrección moral de quienes han difundido, compartido o visto tales imágenes, el papel de las mujeres que padecieron este acoso, la relativa facilidad con que cualquiera puede acceder a las fotografías a pesar de los candados puestos en internet. Sin duda esto ha perjudicado muchísimo más de lo que ha beneficiado (no ha favorecido a nadie que sea digno de serlo), pues ha modificado las trayectorias de quienes fueron objeto de esa filtración. El resto permanece igual, mi vida no dejó de ser triste y aburrida (semejante a las vidas de otras personas que publicaron las fotografías) después de haber visto a Anna Kendrick pachequeando, ni por haber observado el vientre de Krysten Ritter, los senos de Kaley Cuoco, Avril Lavigne y Rihanna, o el trasero de Jennifer Lawrence. Pienso que un término importante para comprender esto es el de seducción. Parte esencial para sentirse atraído por alguien es lo que la persona  oculta, de ahí proviene la seducción, de lo que no es mostrado pero que es suficientemente magnético para no dejar de mirarlo (Cfr. Roland Barthes, El placer del texto). Tomarse fotos desnudo no está prohibido ni es malo porque es tan natural como lo es el sexo para un humano, pero requiere un proceso de aceptación del cuerpo de sí mismo para brindarse a otro en específico, porque nuestro cuerpo –como un secreto– no está para mostrarse a todo el mundo. Entonces, ver las fotos de alguien desnudo son una invitación a ese cuerpo, pero al mismo tiempo son la aniquilación de la seducción que pueda producirnos porque no hay más que ocultar, se ve todo lo que hay. Lo que hace distinto este caso es que las imágenes son de mujeres conocidas por mucha gente, sin embargo, conocerlas por su nombre o por su trabajo no nos hace cercanos a ellas ni nos pertenecen por eso. En su defecto para quien desee mirar, existen otras mujeres cuyo trabajo es su propio cuerpo, las actrices porno; además, algunas de ellas son muy guapas.
Jennifer Lawrence, para Vanity Fair. Octubre 2014.

martes, octubre 14, 2014

Para salir del túnel

Bob Seelig, 6th Ave subway tunnel under construction, NYC, 1939.

El tema del siguiente texto excede mis posibilidades y podrían escribirse obras completas en torno a los problemas de México, pero eso tampoco sería benéfico porque no se trata de tener una biblioteca del diagnóstico de las problemáticas, sino de resolverlas. Resulta que el país está sumergido en una serie incontable de dificultades que se desdoblan dramáticamente y se encadenan de manera grave; pondré un ejemplo abstracto: un joven que quiso entrar a la universidad pero fue rechazado sólo encuentra espacio en la economía informal para ganar dinero, pero ocurre que la economía informal no declara impuestos ni aporta a Hacienda por lo que ese vacío creado por la informalidad se traduce en menor inversión interna. Del mismo modo, cada problema social, político o económico se desenvuelve de manera que complica su solución: la falta de valores genera deterioro en la sociedad; las soluciones a corto plazo de los gobernantes, crean conflictos que más tarde son demasiado complicados, los partidos políticos como los conocemos generan desconfianza y falta de representatividad, sin educación existe la inconciencia, la ignorancia, la indiferencia ante lo que nos afecta. Todo forma parte de un problema mayor.
Por esto no es recomendable quedarse únicamente con la información de los periódicos o de los noticieros, ya que estos captan los acontecimientos y los aíslan como unidades independientes. Caso cercano es la consigna “Ni perdón ni olvido” que aparece en cada manifestación, pocas veces profundiza en la naturaleza del agravio y casi nunca se realiza –es decir, el suceso queda impune y se olvida. Surge la pregunta ¿Qué es más urgente: indagar sobre los hechos del pasado o tratar de evitar otros semejantes en el futuro? Sólo hay que hacer un esfuerzo en la memoria para reconocer que, en cada estado ha sucedido por lo menos algún acontecimiento lamentable. Sería una avance conectarlos o revisar sus semejanzas para detectar el problema y proyectar su solución. Evidentemente mis palabras aquí valen muy poco y no pasan de ser buenas intenciones en el mejor de los casos. La respuesta no tiene por qué ser única –pero es necesario que sea resuelta, si no siguen siendo palabras y discursos irrelevantes; habrá quien diga que primero hay que frenar la violencia, otros que la educación es la preocupación principal, otros más, que los problemas económicos son los más apremiantes. La respuesta no necesariamente debe ser compleja: no es complicado asumir cada quien su responsabilidad y es más sencillo hacer las cosas correctamente.
 
(X)

Es necesario que termine la mentira, porque ésta oculta la corrupción y también es un freno para el desarrollo pues si no se reconoce que los problemas son verdaderos, no podrán solucionarse.

La mentira opera en todos los niveles, desde el individuo que porta la máscara de alcalde pero sirve a intereses perversos, hasta el grupo de personas que aprueban reformas con beneficios para muy pocos con el falso discurso de que todo el país será favorecido. Evidentemente, a nadie le gusta que le digan mentiras porque es una traición y es una forma de hacer menos al otro.

La situación más tragicómica es el engaño vuelto celebración: la enorme cantidad de “acarreados” para dar el grito en el Zócalo, el 15 de septiembre.

¿Quién es el enemigo?

Los policías y los militares disparan y desaparecen a civiles; los distintos niveles de gobierno han ordenado la represión y el silencio; los criminales se han enemistado con los sectores anteriores o, en el peor de los casos, se han infiltrado para formar parte de ellos. Lo común de esto es que todos quieren demostrar que tienen poder. La pregunta ante esto es ¿qué les garantiza esa sensación de poder?

Es preocupante considerar al de otro partido como un enemigo, si es que alguien es simpatizante o militante de un partido distinto; en el fondo, todos los políticos sirven a sus propios intereses -que no siempre son los mismos que los de los ciudadanos- independientemente de su tendencia o de su color.

Pero es una falacia insultar, golpear y herir a un político que está en las calles junto a los ciudadanos porque, aparte de ser un acto cobarde, cae en un modo muy inmaduro de querer solucionar los problemas.

El que nos perjudica (no importa si es un político, un criminal, un policía, un comunicador u otro ciudadano más) no es nuestro enemigo, sino nuestro semejante, pues también siente dolor y placer, también tiene memoria. La forma de contrarrestar su ira no es la violencia en su contra, solución torpe porque es a corto plazo, sino criticar sus conductas y hacer conciencia de que tratar de pasar por encima de otros es un daño y una causa de dolor a sus semejantes.

El poder daña a quien lo posee y a la vez lo orilla a ambiciones ridículas.

lunes, octubre 06, 2014

Los memes sobre el presidente



La contradicción me parece insalvable, desconfiar de cada político sin importar su partido o tendencia ideológica pero, por otro lado, pensar que la protesta y la organización cambiarán al sistema. Debemos tomar en cuenta que el elemento primordial de la hora presente (es decir, los tres temas protagónicos en la opinión pública en estas dos semanas: Tlatlaya, Iguala y el IPN) es que los políticos poseen más información de la que se filtra a los medios, ellos saben más que nosotros. Es suficiente con revisar cualquier libro de historia política para notar que, no obstante la falta de sentido común ni las advertencias de la sociedad, los líderes políticos son los encargados de tomar decisiones cuyas consecuencias ellos son los primeros en resentir –sin importar si éstas son buenas o malas. En conclusión, el criterio de los políticos está muy por encima de lo que se plasme en los memes sobre el presidente y sobre su gabinete, como también está por encima de las consignas que se gritan en las manifestaciones –aspectos que a mi juicio reducen en extremo la conciencia de lo que acontece políticamente. En el mejor de los casos nos toca conocer poca información que los medios difunden a pesar de los filtros del poder, y con eso es bastante para indignarnos.
 

Una muestra de esto la tomo de una imagen publicada el miércoles 1 de octubre encontrada en una página en apoyo al movimiento en el Politécnico y contiene el siguiente texto: “Lo bueno de SÍ Estudiar Historia es que no vamos a repetirla: Ninguno de nosotros marchará este 2 de octubre. No te dejes llevar por los medios de comunicación…” Es bien sabido que la historia no se compone de fechas y, sin embargo, ese movimiento cae en las mismas contradicciones y lugares comunes de siempre: la organización para una marcha sobre las avenidas principales de la ciudad –como si esto no se hiciera casi a diario– para exigir al gobierno que dé solución a las demandas del movimiento, y aunque no se deseara repetir la historia, ese mismo gobierno con el que dialogaron reprimió a los estudiantes en 1968. La moraleja sería que nosotros debemos cambiar para que cambien los políticos. De los problemas del país, aparentemente el del IPN era el menor, o dicho de otro modo, el de solución a más corto plazo; el secretario de Gobernación estuvo frente a un movimiento con buena organización pero con muy poco contenido, considerando la cantidad de problemáticas que enfrenta el país; por eso, sus consecuencias dan la impresión de ser una victoria pírrica o de un parto de los montes.