El principal inconveniente que encuentro en Ilusión nacional (Dir. Olallo Rubio,
2014) se encuentra en la forma tan lineal para relatar su historia. El tema de
este documental es la selección mexicana de futbol y su participación en los
principales torneos, concretamente en los campeonatos mundiales entre 1930 y
2010, pero también hay alusiones los
juegos olímpicos y los campeonatos juveniles en los que México fue campeón
(Londres 2012, Perú 2005 y México 2011 respectivamente). Debido a que la
elección del director fue contar el desarrollo de la selección y del papel –generalmente
penoso– que desempeñó en cada mundial desde el principio hasta el más reciente,
este documental se vuelve predecible, incluso tedioso por momentos; por otra
parte, puede encontrarse implícita una herencia ‘positivista’ en la forma de
concebir esta historia: la conclusión en términos deportivos es que el equipo
nacional mexicano ha conseguido un progreso en la última década.
La investigación y la elección de todos los documentos
audiovisuales es espectacular; como obra, Ilusión
nacional es emocionante porque combina elementos de gran tensión (observar
el futbol en cámara lenta refleja su intensidad) con el usual humor de Olallo
Rubio. La crítica a este film no debería partir de lo que no existe en él: en
varias reseñas se le reprocha al director por haber desaprovechado la
oportunidad para expresar una denuncia al poder de los medios de comunicación y
las empresas que utilizan a la selección mexicana para sus propios beneficios y
de paso se sirven de este equipo para crear distracción o enajenación entre los
mexicanos –máxime si se toma en cuenta la irreverencia de O. Rubio. Nuevamente,
la estructura lineal no da espacio para abordar los aspectos políticos y
económicos que también serían interesantes de ser abordados por otra
investigación. Sin embargo, Ilusión
nacional evidencia premura y también oportunismo en el resultado final; por
tratarse de los mundiales de futbol, probablemente este documental perderá
vigencia y se olvidará hasta que la selección mexicana vuelva a conseguir un
resultado importante. En sí mismo, el argumento es bastante débil: no se
entiende el objetivo de revisar el efecto (la des-ilusión) que los resultados
de la selección nacional han tenido para el pueblo mexicano cuando éstos han
sido, y previsiblemente seguirán siendo, decepcionantes.
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