Tanto dolor para
alguien tan joven. La noche del domingo 13 de febrero de 2012 en la
entrega de los Grammy, Arcade Fire cerró la ceremonia y además recibió el
premio a mejor álbum de ese año por The
suburbs. Interpretaron la veloz Month of may y finalizaron con Ready to start. En el fondo, lo que se observa es la consolidación de la independencia
ante el gran público; pero esto no implica de ninguna manera concesiones o una
dirección distinta a los intereses del grupo. La interpretación que hicieron de
Month of may es prueba de ello: una canción agresiva, de energía desatada, las
figuras de los músicos apenas si se pueden ver entre las luces estroboscópicas
y los ciclistas que los rodean –gracias a las cámaras que portaban en su casco
pudimos verlos de cerca en televisión. El grupo aún es independiente
musicalmente hablando y en cuanto a actitud y estética. La síntesis de
independencia y popularidad les beneficia en tanto que su mensaje se fija en
más personas y se ganan la oportunidad de realizar colaboraciones importantes.
Estos días se sienten
como que mi vida no tiene un propósito. Todos hacen todo, todos usan
uniforme, generalmente ropa negra. Hay una palabra que los define: son una
escuadra. Hay muchos aspectos notables en su acto en vivo, las luces y las
proyecciones son importantes pero son el telón de fondo y no protagonizan, el
grupo no se sirve de ellas para que el espectáculo atraiga la atención. El show
en vivo es intenso en la medida de la entrega y el ánimo demostrados por los
músicos. Indiscutiblemente, el líder es Win Butler: al frente de la banda es
notorio por su enorme estatura y por su voz atormentada; su actitud siempre es
fuerte, desafiante, interpreta cabalmente la desesperación de sus canciones;
resulta impresionante cuando se mezcla entre el público. Su esposa Régine
Chessagne parece ser lo opuesto y entonces la pareja logra un balance que se
extiende al grupo: ella es su vocecilla y su actitud grácil, su encanto cuando
baila y su presencia múltiple: canta, toca el acordeón, la batería, el teclado,
el xilófono y la insólita zanfona. Los acompañan dos guitarristas, Tim
Kingsbury y Richard Reed Parry, que también cumplen con otros instrumentos
(bajo, acordeón, tambores y otras percusiones, además de los coros). El baterista
Jeremy Gara baja en un par de ocasiones a tocar la guitarra. William Butler es
por sí mismo un espectáculo, además de los instrumentos que ejecuta (piano,
guitarra, bajo y percusiones), baila canta grita salta extiende los brazos
incansablemente. La formación de la escuadra es completada en distintos
momentos por Sarah Neufeld y Marika Shaw en el violín; Owen Pallett, violín y
teclados y los percusionistas haitianos D. Edmond y T. Duprate. Encuentro en la
versatilidad del grupo una identificación plena con la generación que los
sigue.
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