Sería bueno comprar libros, si se pudiera comprar a la vez el tiempo para leerlos; pero casi siempre se confunde la compra de los libros con la apropiación de su contenido.
Arthur Schopenhauer
Percibo al tiempo como un conflicto. Aparte de tratarse de
una sustancia difícil de explicar, el tiempo se presenta como un problema digno
de resolver. Nuestra vida está en el tiempo y parece que éste no nos alcanzará
para satisfacer todos nuestros deseos y propósitos. Todos los libros por leer,
todos los sitios por visitar, todas las películas por ver, tantas cosas por
conocer –tanto trabajo por hacer; desde el punto de vista de las expectativas
nuestras vidas quedarán incompletas. El absoluto nos condena pues somos
efímeros y mudables, la prisa y los límites de tiempo nos obligan a pasar a lo
siguiente, el instante con su imbatible paso (su muerte incesante) nos arroja
al desasosiego, nos enfrenta de nuevo a realizar nuestra labor. Ése es el
sentido de cada fin de año, el mejor ejemplo de esto es el mito de Sísifo.
¿Y el tedio? También es un enigma que invita a proponer
respuestas. Esta ilusión negativa de que la vida se perpetúa surge de no saber
a dónde se dirige, o bien, de que ella tiene un sentido que ni siquiera vale la
pena explorar. Acaso la vida sea el tema más subjetivo de todos: cada quien otorga
su valor y trascendencia, que no se cuenta con criterios humanos y temporales.
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