martes, junio 06, 2017

El ruido ese. En el centenario de Juan Rulfo

Instrumentos musicales en Tlahuitoltepec, Oaxaca, 1955


La obra de Juan Rulfo puede considerarse rara o poco común; de sobra conocemos que sólo publicó dos libros de narrativa, El Llano en llamas y Pedro Páramo. Sin embargo, su labor como artista no se limitó a escribir cuentos o una novela, sino que debemos incluir sus colaboraciones para cine y su obra fotográfica. Considerada de este modo, aquí es interesante plantear cuál fue el papel de la música en la obra de Rulfo.
Existen dos fotografías que representan de manera fiel las temáticas de la literatura de Rulfo: en una se encuentran los instrumentos musicales, objetos abandonados de cualquier participación humana, solos sobre la tierra seca; en la siguiente, parecería como una oposición a la imagen anterior, un grupo de hombres vestidos de manta y sombrero portan otros instrumentos musicales y tienen como único fondo el cielo.
En cuanto a su participación cinematográfica se puede contar la voz en monólogo interno más la música monótona del intenso cortometraje El despojo. Resulta aun más destacable el texto para La fórmula secreta (una de las mejores películas mexicanas de toda la historia) que en este caso contó con la interpretación de Jaime Sabines; como se trata de un texto para cine, este cuasi poema debe potenciar las imágenes, el retrato de los campesinos mexicanos y cómo sus rostros son comparados o equiparados con esculturas angelicales del barroco.
Es una fortuna poder escuchar la grabación de la voz del propio Rulfo en la lectura de algunos cuentos y de su novela; haciendo esto podemos notar la entonación y el sonido poético de las palabras, así como comprobar las reacciones de los personajes, o la emoción como las concibió el mismo autor. Estas grabaciones se usaron, por ejemplo, para acompañar los paisajes en la cinta Del olvido al no me acuerdo o para completar la música de un par de canciones del primer álbum del Instituto Mexicano del Sonido.
En el núcleo de la obra de Rulfo está por supuesto la literatura. De temas violentos y trágicos el silencio exterior domina en los cuentos y cuando aparece, el sonido generalmente es vehículo de situaciones terribles: el personaje Tanilo en el cuento Talpa muere después de bailar después de una peregrinación, en Diles que no me maten otro personaje implora que le perdonen la vida sin ser escuchado por su victimario, en No oyes ladrar los perros el sonido representaría la cercanía o la ilusión para un par de hombres que caminan en busca de un médico pero esa esperanza nunca se concreta.
Originalmente la novela Pedro Páramo (referencia visual a las piedras o al desierto) se titularía Los murmullos. La situación es terrorífica: en el pueblo de Comala todos están muertos y sólo se 'escuchan' las voces de los habitantes que se quedaron atrapados ahí -sin opción de ir al cielo o al infierno. En los diálogos condenados a perpetuidad en ese pueblo se descubren las ideas que Rulfo tenía sobre este país: el desconsuelo general de los habitantes, el ejercicio despiadado del poder, el amor que la locura impide realizar. Para Rulfo la literatura también era música.
“-¿Qué es? -me dijo.
“-¿Qué es qué? -le pregunté.
“-Eso, el ruido ese.
“-Es el silencio. Duérmete. Descansa, aunque sea un poquito, que ya va a amanecer.*

*Del cuento Luvina

sábado, septiembre 26, 2015

Voces después de la tragedia

Eduardo Salles, Sin esclarecer


El dolor no tiene unidad de medida, a cada quien le afecta de un modo individual la tragedia –pero la trascendencia del suceso es ineludible para una sociedad.       
     
Porque esta misma sociedad fracturada, descompuesta, desigual, injusta, fue la que generó ese amargo hecho.  
  
Pero sobre todo, después de la indignación y la reflexión, sigue la acción. Dialogar con los que estén dispuestos a dialogar, proponer para mejorar y que esto nunca se repita. Entonces el cambio operará efectivamente.           
                     

Podemos hablar de una completa ausencia de civilidad; el hecho nos muestra el poco valor que algunos conceden a la vida.


No se trata de quiénes eran unos u otros, si eran delincuentes o infiltrados, si eran traficantes o estudiantes, porque no se justifica la fuerza desmedida a la que fueron sometidos, ni se justifican las muertes de esa noche.          

Nada justifica tampoco la mentira en una sociedad que se asume democrática y, por lo tanto, supone la madurez de sus ciudadanos. Es necesario conocer la verdad sin encubrimientos, por más dura que sea –es insoportable andar a tientas por este túnel.          
La historia permite muchas versiones, admite cuestionamientos y crítica. La historia generalmente es sobre los muertos, pero es parte de la vida y con las vidas no se juega.         
    

A los políticos no les importa nada de esto, no les importó en el primer minuto y sigue sin importarles a esta hora; han sido indiferentes desde antes de que ocurriera. La política no tiene valores en este país, está mal ejercida.  
                               
En cambio, desprecio el uso político que ha tenido este caso tan delicado. Desafortunadamente todo está penetrado por la política aquí (ni siquiera podemos ponernos de acuerdo en cosas muy elementales) y las consecuencias de este hecho tienen usos particulares…                   

El 26 de septiembre no debería ser un día de luto, sino un día de vergüenza.
     

viernes, septiembre 25, 2015

Temporada de clausura


Se acabó Ibero 90.9, frente, canal 11, canal 22, reactor.
¿Ganaron el melodrama, la solemnidad, la seriedad y el costumbrismo?
-Lynn Fainchtein

No sé si haya gente interesada en este preciso tema; pienso que entre mis conocidos había muy pocos que escuchaban Ibero o que leían Frente. Sobre el primero, un par de programas de los más representativos y con más público terminaron de manera abrupta entre el lunes y martes de esta semana; sobre el segundo, se ha extendido la versión en varios comentarios hechos en redes sociales que La semana de Frente dejará de publicarse y el número de esta semana fue el último.
Se trata del final de dos propuestas muy originales dentro de medios tradicionales (una estación de radio y un periódico). Tanto los programas como el impreso eran producidos por personajes experimentados y seguro próximamente realizarán nuevos proyectos igual de propositivos, sin embargo, de momento se resiente su ausencia porque sus espacios no tienen un reemplazo –no hay nada semejante a ellos actualmente.  
Además, me gustaría ampliar un poco el contexto para que las causas de estos sucesos puedan comprenderse: además de las obvias dificultades económicas del presente, desde mi punto de vista se ha evidenciado (como consigna el epígrafe) un mayor control de las expresiones en medios de comunicación que podría  o no llamarse censura de parte del gobierno, lo cierto es que se vuelve muy difícil encontrar alternativas de calidad en nuestro entorno local –la ciudad de México y su periferia. Me parece que esto tendrá consecuencias negativas en el largo plazo y, en lo inmediato, impacta sensiblemente para los que a partir de la cultura y el entretenimiento, buscan modificar la terrible realidad para mejorarla.               
El triste turno era un programa vespertino de radio bastante irreverente y simpático, un poco en el mismo estilo que el de Olallo Rubio cuando hacía radio; sobre todo en sus primeros años resultaba gracioso por el premeditado auto sarcasmo de sus locutores –de ahí provenía el nombre de la emisión; los locutores Korno y Leo, más sus locutores, siempre fueron críticos de lo que sucedía al interior de la estación y hacia afuera, en la política y en la sociedad. Sobre El resplandor tengo poco que decir, porque surgió en una época en que ya no escuchaba radio por las mañanas, pero sé que tuvieron locutores bastante amenos como Javier Risco o Sopitas.                 
Descubrí La semana de Frente en una librería porque tenía una portada sobre Batman y un artículo sobre el mismo personaje y su más reciente película firmado por Julio Martínez Ríos; primero fue un semanario y luego cambió a ser quincenal bajo el nombre de La ciudad de Frente, muy adecuado porque abarcaba las numerosas expresiones culturales producidas en la capital o que la visitaban; la misma estructura del periódico era un recorrido por esa gama interesantísima: contenía una agenda cultural, una sección de opinión, una crónica, una entrevista y después se presentaban el artículo principal y las secciones de música, cine, arte y museos, diseño, literatura, teatro, comida, reflexiones finales e ilustraciones. En cada número la ciudad era un problema por resolver, un sitio por descubrir, un acontecimiento por presenciar –todo esto, perdón por la insistencia en el medio tradicional, mediante la palabra impresa. Se distribuía en cafeterías, librerías y museos, este periódico era gratuito.  

viernes, septiembre 18, 2015

Mi estéreo es héroe nacional

Sergio Toledano. Soldados en Avenida Juárez, 19 de septiembre de 1985, 10:00 hrs, Ciudad de México, 1985


Este texto parte de "Mójate los labios y sueña: La verdadera edad de oro del rock capitalino, 1985-2014" del escritor mexicano Julio Martínez Ríos, donde ensaya una serie de aspectos que determinaron la cultura popular desde 1985 hasta el final del año pasado. Mi intención es más limitada: asentar esos aspectos a un determinado número de canciones seleccionadas por mí.
Violencia o baile son las constantes temáticas de la presente lista de canciones, entre esas alternativas pueden agruparse al menos en esta ocasión las expresiones musicales populares en nuestro país –aunque acaso puedan extenderse a un periodo más extenso. Es posible considerar al baile y a la violencia como dos fenómenos sociales muy inmediatos porque los hemos experimentado tantas veces; asimismo, baile o violencia son consecuencias del movimiento, dinámicas que demuestran la caótica vida de las ciudades; por último, hay algo de marginal o periférico en ambas actividades, al menos por esta razón resulta interesante escuchar su tratamiento en las canciones. 
Derivado de lo anterior el lenguaje suele ser directo, frontal (no puede haber violencia elusiva). La crítica social suele ser un elemento importante en las letras de estas canciones, pero no es lo único ni lo que predomina; si se puede generalizar para una comprensión uniforme, podría decirse que el lenguaje de las canciones pretende abordar la realidad objetiva desde una postura ingeniosa y transparente.
Si se dividen esos treinta años quedan dos mitades de quince años por siglo. Es decir, quedan a la misma distancia del año 2000, con todos los significados que esto tiene, el pasado y el presente con el fin de notar las semejanzas. Del ’85 al día de hoy han pasado por lo menos dos generaciones de hombres y los cambios políticos, económicos y sociales parecen ser pocos: la inconformidad opera muy poco en contra del deterioro cada vez más evidente de la clase política; una ciudad que sobrevive a la destrucción y que a cambio, crece y se multiplican sus habitantes; el estado de alerta que representa la violencia; la desigualdad y las diversas formas de habitar y entender el espacio público... Cambian los soportes y la forma de relacionarnos con la música pero debido a la importancia de la tradición, canciones de hace veinte o treinta años siguen vigentes. 
Sin duda la cantidad de canciones es muy ajustada, pues sólo se trata de una muestra que incluye principalmente ejemplos que me gustan y conmueven demasiado. Faltan grupos de verdadera importancia como Porter, Pastilla, División Minúscula, Lost Acapulco, Yokozuna o Santa Sabina, y cantantes como Natalia Lafourcade, Charlie Monttana o Jaime López, y actos que son previos al ’85 pero sin duda han mantenido su relevancia, me refiero a Rodrigo González, Botellita de Jerez y El Tri. Probablemente entre las fechas que refiero, donde han sucedido tantos hechos lamentables, una de las cosas con menos importancia sea la música que, sin embargo, siempre es un sitio propicio para la convivencia y la identidad y porque nos remite al pasado a través de la memoria personal.

Agripina

Grabado de José Guadalupe Posada

¿Qué país éste, Agripina?
-Juan Rulfo, "Luvina"
No hay periodo en la historia, en el que México viviera una crisis tan grave como la actual. Ni siquiera en 1847.
-Alfredo Ávila

El mes de septiembre es para los mexicanos la mayor oportunidad para experimentar el nosotros de nuestra historia. Se habla de identidad y de un orgullo un poco forzado, también descubrimos errores (anacronismos) y concluimos que nuestra historia necesita ser contada de nuevo para comprenderla de manera adecuada. Terrible dialéctica: desconocemos nuestro pasado y deploramos el presente; los héroes nacionales son fantasmas con una conducta ideal –o son personas de carne y hueso del pasado sin calidad de héroes. 

Vivimos un presente tan conflictivo que me resulta difícil entenderlo. Las confrontaciones entre políticos, empresarios, partidos y criminales me resultan lejanas, en principio, porque no tengo ni una fracción de lo que ellos poseen. Por eso resulta curioso que existan personas que pretendan participar en esa confrontación desde aquí abajo. Durante este año (de septiembre pasado al corriente) hemos presenciado actos muy oscuros y lamentables; en el fondo, sabemos muy poco de esa confrontación, ellos han querido demostrarse cuánto poder tienen, pero ¿los que nada tenemos?


Otra característica de nuestro pasado inmediato y de nuestro presente se encuentra en la desproporción. En un sentido general, puede pensarse que nuestra época es tan defectuosa por la enorme desproporción que tienen nuestros actos. Algunos ejemplos: los costos de la corrupción, ciertas manifestaciones de clasismo y faltas a la convivencia social, el lenguaje apasionado en la crítica a los políticos en internet, el uso de la fuerza para mancillar al prójimo.


Nuestra realidad es la mentira. Todos los mexicanos mentimos, no sólo los gobernantes ni los medios de comunicación; lo malo es que las palabras (esencia de la mentira) tampoco representan un cambio: ni los libros de historia, ni los discursos de los políticos, ni las columnas periodísticas, ni los mensajes en redes sociales, ni textos como este modificarán sustancialmente la situación de este país si no comprendemos y tratamos de actuar para que se transforme el verdadero sentido de los siguientes conceptos: vida, respeto, división de poderes, desigualdad, descomposición social, corrupción. 

lunes, agosto 31, 2015

Scriptograma

(X)


Su única obra, de índole metafísica, se perdió junto a otras de igual valor en Alejandría.

Los herederos del poeta juzgaron prescindibles sus cartas, que se perdieron gradualmente conforme pasó el tiempo y con ellas, el registro de sus emociones ante sus amistades.

Ella le pidió prestada su libreta de tapas de cuero, donde él vaciaba sus ideas, pero creció una distancia entre ellos y nunca devolvió su libreta, nada se pudo recuperar, aunque su contenido no tenía demasiada importancia.

Su artículo no fue rechazado, pero no alcanzó a publicarse porque el mismo día que lo envió ocurrió algo demasiado importante y ya no hubo espacio en el periódico. En los días siguientes el único tema de discusión fue ese hecho importante y el tema de ese artículo perdió relevancia inmediatamente.

Preparó con cariño y con esmero su primera novela, que dio a leer a varios de sus amigos y consultó con algunos editores; todos le encontraron algún defecto y jamás fue publicada. La guardó en el mueble más deteriorado de su casa y no volvió a escribir otra vez.

La carpeta de documentos tenía el título de “Cartas para mis hijas” (ellas lo supieron porque lo había escrito con tinta en el rótulo de papel), una serie de mensajes escritos en documentos de Word con algunos recuerdos de juventud y lo que ella consideraba lecciones para sus vidas adultas, aunque sólo las respaldó en un diskette 3½ por ser el único medio que conocía pero después se estropeó el CPU y esa tecnología se volvió obsoleta. Aunque había modo de recuperar los mensajes, a ellas siempre les faltó tiempo y verdadera convicción para hacerlo; se conformaron con comprender la intención, pero no el contenido.

Anotó un número telefónico y un nombre en la orilla de un periódico, pero lo olvidó en algún lugar y no pudo realizar esa comunicación. Tiempo después reaparecieron esas señas, pero habían dejado de ser útiles.

Pensó en lo más lindo que se le ocurrió, de algún modo tenía que vencer la timidez; pero eligió enviarlo como mensaje a su teléfono y nada serio u honestamente bello puede alojarse ahí. No recibió respuesta y en persona ella sólo le dirigió una sonrisa.

Una o dos horas fueron suficientes para pensar en algunos casos de olvido u omisión de textos en el pasado. Seguramente cientos de personas se han preocupado por lo mismo por lo menos una vez y, al mismo tiempo, no es un tema de verdadero interés; el desarrollo era torpe y poco claro, es comprensible que a casi nadie le interesara.


Todos ellos escribieron para que su existencia no se borrara de la historia, pero algo falló, el autor, el soporte o el destinatario.

martes, agosto 25, 2015

Sin nostalgia

Voy a guardar intacto el recuerdo de este instante
porque todo lo que existe ahora mismo nunca volverá a ser igual.

José Emilio Pacheco, Las batallas en el desierto



Este ejercicio no es original, pues retoma ideas y tentativas que he visto realizar a mis amigos y a muchas otras personas que no conozco. Como el resto de lo publicado en este espacio, sólo se trata de una sugerencia o una invitación a la memoria, o mejor, al diálogo o a nuevas propuestas.


Era difícil encontrar a alguien disgustado con lo que ocurría en el año 2005, me refiero a la música. Había para todos los gustos y había calidad. Era relativamente complicado conseguir todo lo que nos gustaba, pero también parece que existía más cercanía con eso, por lo menos parece que las canciones o los álbumes contaban más nuestras vidas que en el presente. Había más radio que descargas o streaming, había más revistas o My space que podcasts o youtube. Con esto último no quiero decir que esa época fuera mejor, esto no se trata de nostalgia; simplemente, teníamos otras oportunidades distintas y obtuvimos buenas lecciones de ellas. 


Ciertamente todo era más barato entonces. Da la impresión de que se vivía de una manera más tranquila. Seguramente los días eran iguales a los de ahora, pero existía algo fascinante en aprender más cosas de las que podíamos hacer –es decir, ahora nuestras vidas consisten en hacer más de lo que en teoría ya aprendimos. No soy el primero en  decir que existe cierta insistencia en recordar los múltiplos de cinco o diez, parecen ser cifras más redondas, rotundas, definitivas; también es posible que las cosas o los recuerdos aumenten su valor cuando son periodizadas bajo estas cantidades, como si lograran sobreponerse al olvido o a la ineludible distancia que el pasado nos impone.


El tiempo opera de forma misteriosa, no te conocí ese año (te conocí antes o después). Tal vez en alguna ocasión hemos conversado sobre la música de esa época, o sobre cualquier otro acontecimiento de ese periodo. Pero nunca nos vimos en ese entonces. Solamente podemos compartir nuestros recuerdos desde este presente. Estoy seguro de que tienen un significado especial. Para mí, se trata de lo siguiente: la persona que más deseo ver en este momento, la conocí en 2005. Las canciones captan nuestra historia conforme vamos viviendo junto a ellas –cada canción es muchas historias particulares. Las de la siguiente lista me ayudan a recrear los momentos que viví junto a ella y a recordar su rostro.