sábado, septiembre 26, 2015

Voces después de la tragedia

Eduardo Salles, Sin esclarecer


El dolor no tiene unidad de medida, a cada quien le afecta de un modo individual la tragedia –pero la trascendencia del suceso es ineludible para una sociedad.       
     
Porque esta misma sociedad fracturada, descompuesta, desigual, injusta, fue la que generó ese amargo hecho.  
  
Pero sobre todo, después de la indignación y la reflexión, sigue la acción. Dialogar con los que estén dispuestos a dialogar, proponer para mejorar y que esto nunca se repita. Entonces el cambio operará efectivamente.           
                     

Podemos hablar de una completa ausencia de civilidad; el hecho nos muestra el poco valor que algunos conceden a la vida.


No se trata de quiénes eran unos u otros, si eran delincuentes o infiltrados, si eran traficantes o estudiantes, porque no se justifica la fuerza desmedida a la que fueron sometidos, ni se justifican las muertes de esa noche.          

Nada justifica tampoco la mentira en una sociedad que se asume democrática y, por lo tanto, supone la madurez de sus ciudadanos. Es necesario conocer la verdad sin encubrimientos, por más dura que sea –es insoportable andar a tientas por este túnel.          
La historia permite muchas versiones, admite cuestionamientos y crítica. La historia generalmente es sobre los muertos, pero es parte de la vida y con las vidas no se juega.         
    

A los políticos no les importa nada de esto, no les importó en el primer minuto y sigue sin importarles a esta hora; han sido indiferentes desde antes de que ocurriera. La política no tiene valores en este país, está mal ejercida.  
                               
En cambio, desprecio el uso político que ha tenido este caso tan delicado. Desafortunadamente todo está penetrado por la política aquí (ni siquiera podemos ponernos de acuerdo en cosas muy elementales) y las consecuencias de este hecho tienen usos particulares…                   

El 26 de septiembre no debería ser un día de luto, sino un día de vergüenza.
     

viernes, septiembre 25, 2015

Temporada de clausura


Se acabó Ibero 90.9, frente, canal 11, canal 22, reactor.
¿Ganaron el melodrama, la solemnidad, la seriedad y el costumbrismo?
-Lynn Fainchtein

No sé si haya gente interesada en este preciso tema; pienso que entre mis conocidos había muy pocos que escuchaban Ibero o que leían Frente. Sobre el primero, un par de programas de los más representativos y con más público terminaron de manera abrupta entre el lunes y martes de esta semana; sobre el segundo, se ha extendido la versión en varios comentarios hechos en redes sociales que La semana de Frente dejará de publicarse y el número de esta semana fue el último.
Se trata del final de dos propuestas muy originales dentro de medios tradicionales (una estación de radio y un periódico). Tanto los programas como el impreso eran producidos por personajes experimentados y seguro próximamente realizarán nuevos proyectos igual de propositivos, sin embargo, de momento se resiente su ausencia porque sus espacios no tienen un reemplazo –no hay nada semejante a ellos actualmente.  
Además, me gustaría ampliar un poco el contexto para que las causas de estos sucesos puedan comprenderse: además de las obvias dificultades económicas del presente, desde mi punto de vista se ha evidenciado (como consigna el epígrafe) un mayor control de las expresiones en medios de comunicación que podría  o no llamarse censura de parte del gobierno, lo cierto es que se vuelve muy difícil encontrar alternativas de calidad en nuestro entorno local –la ciudad de México y su periferia. Me parece que esto tendrá consecuencias negativas en el largo plazo y, en lo inmediato, impacta sensiblemente para los que a partir de la cultura y el entretenimiento, buscan modificar la terrible realidad para mejorarla.               
El triste turno era un programa vespertino de radio bastante irreverente y simpático, un poco en el mismo estilo que el de Olallo Rubio cuando hacía radio; sobre todo en sus primeros años resultaba gracioso por el premeditado auto sarcasmo de sus locutores –de ahí provenía el nombre de la emisión; los locutores Korno y Leo, más sus locutores, siempre fueron críticos de lo que sucedía al interior de la estación y hacia afuera, en la política y en la sociedad. Sobre El resplandor tengo poco que decir, porque surgió en una época en que ya no escuchaba radio por las mañanas, pero sé que tuvieron locutores bastante amenos como Javier Risco o Sopitas.                 
Descubrí La semana de Frente en una librería porque tenía una portada sobre Batman y un artículo sobre el mismo personaje y su más reciente película firmado por Julio Martínez Ríos; primero fue un semanario y luego cambió a ser quincenal bajo el nombre de La ciudad de Frente, muy adecuado porque abarcaba las numerosas expresiones culturales producidas en la capital o que la visitaban; la misma estructura del periódico era un recorrido por esa gama interesantísima: contenía una agenda cultural, una sección de opinión, una crónica, una entrevista y después se presentaban el artículo principal y las secciones de música, cine, arte y museos, diseño, literatura, teatro, comida, reflexiones finales e ilustraciones. En cada número la ciudad era un problema por resolver, un sitio por descubrir, un acontecimiento por presenciar –todo esto, perdón por la insistencia en el medio tradicional, mediante la palabra impresa. Se distribuía en cafeterías, librerías y museos, este periódico era gratuito.  

viernes, septiembre 18, 2015

Mi estéreo es héroe nacional

Sergio Toledano. Soldados en Avenida Juárez, 19 de septiembre de 1985, 10:00 hrs, Ciudad de México, 1985


Este texto parte de "Mójate los labios y sueña: La verdadera edad de oro del rock capitalino, 1985-2014" del escritor mexicano Julio Martínez Ríos, donde ensaya una serie de aspectos que determinaron la cultura popular desde 1985 hasta el final del año pasado. Mi intención es más limitada: asentar esos aspectos a un determinado número de canciones seleccionadas por mí.
Violencia o baile son las constantes temáticas de la presente lista de canciones, entre esas alternativas pueden agruparse al menos en esta ocasión las expresiones musicales populares en nuestro país –aunque acaso puedan extenderse a un periodo más extenso. Es posible considerar al baile y a la violencia como dos fenómenos sociales muy inmediatos porque los hemos experimentado tantas veces; asimismo, baile o violencia son consecuencias del movimiento, dinámicas que demuestran la caótica vida de las ciudades; por último, hay algo de marginal o periférico en ambas actividades, al menos por esta razón resulta interesante escuchar su tratamiento en las canciones. 
Derivado de lo anterior el lenguaje suele ser directo, frontal (no puede haber violencia elusiva). La crítica social suele ser un elemento importante en las letras de estas canciones, pero no es lo único ni lo que predomina; si se puede generalizar para una comprensión uniforme, podría decirse que el lenguaje de las canciones pretende abordar la realidad objetiva desde una postura ingeniosa y transparente.
Si se dividen esos treinta años quedan dos mitades de quince años por siglo. Es decir, quedan a la misma distancia del año 2000, con todos los significados que esto tiene, el pasado y el presente con el fin de notar las semejanzas. Del ’85 al día de hoy han pasado por lo menos dos generaciones de hombres y los cambios políticos, económicos y sociales parecen ser pocos: la inconformidad opera muy poco en contra del deterioro cada vez más evidente de la clase política; una ciudad que sobrevive a la destrucción y que a cambio, crece y se multiplican sus habitantes; el estado de alerta que representa la violencia; la desigualdad y las diversas formas de habitar y entender el espacio público... Cambian los soportes y la forma de relacionarnos con la música pero debido a la importancia de la tradición, canciones de hace veinte o treinta años siguen vigentes. 
Sin duda la cantidad de canciones es muy ajustada, pues sólo se trata de una muestra que incluye principalmente ejemplos que me gustan y conmueven demasiado. Faltan grupos de verdadera importancia como Porter, Pastilla, División Minúscula, Lost Acapulco, Yokozuna o Santa Sabina, y cantantes como Natalia Lafourcade, Charlie Monttana o Jaime López, y actos que son previos al ’85 pero sin duda han mantenido su relevancia, me refiero a Rodrigo González, Botellita de Jerez y El Tri. Probablemente entre las fechas que refiero, donde han sucedido tantos hechos lamentables, una de las cosas con menos importancia sea la música que, sin embargo, siempre es un sitio propicio para la convivencia y la identidad y porque nos remite al pasado a través de la memoria personal.

Agripina

Grabado de José Guadalupe Posada

¿Qué país éste, Agripina?
-Juan Rulfo, "Luvina"
No hay periodo en la historia, en el que México viviera una crisis tan grave como la actual. Ni siquiera en 1847.
-Alfredo Ávila

El mes de septiembre es para los mexicanos la mayor oportunidad para experimentar el nosotros de nuestra historia. Se habla de identidad y de un orgullo un poco forzado, también descubrimos errores (anacronismos) y concluimos que nuestra historia necesita ser contada de nuevo para comprenderla de manera adecuada. Terrible dialéctica: desconocemos nuestro pasado y deploramos el presente; los héroes nacionales son fantasmas con una conducta ideal –o son personas de carne y hueso del pasado sin calidad de héroes. 

Vivimos un presente tan conflictivo que me resulta difícil entenderlo. Las confrontaciones entre políticos, empresarios, partidos y criminales me resultan lejanas, en principio, porque no tengo ni una fracción de lo que ellos poseen. Por eso resulta curioso que existan personas que pretendan participar en esa confrontación desde aquí abajo. Durante este año (de septiembre pasado al corriente) hemos presenciado actos muy oscuros y lamentables; en el fondo, sabemos muy poco de esa confrontación, ellos han querido demostrarse cuánto poder tienen, pero ¿los que nada tenemos?


Otra característica de nuestro pasado inmediato y de nuestro presente se encuentra en la desproporción. En un sentido general, puede pensarse que nuestra época es tan defectuosa por la enorme desproporción que tienen nuestros actos. Algunos ejemplos: los costos de la corrupción, ciertas manifestaciones de clasismo y faltas a la convivencia social, el lenguaje apasionado en la crítica a los políticos en internet, el uso de la fuerza para mancillar al prójimo.


Nuestra realidad es la mentira. Todos los mexicanos mentimos, no sólo los gobernantes ni los medios de comunicación; lo malo es que las palabras (esencia de la mentira) tampoco representan un cambio: ni los libros de historia, ni los discursos de los políticos, ni las columnas periodísticas, ni los mensajes en redes sociales, ni textos como este modificarán sustancialmente la situación de este país si no comprendemos y tratamos de actuar para que se transforme el verdadero sentido de los siguientes conceptos: vida, respeto, división de poderes, desigualdad, descomposición social, corrupción.