martes, mayo 26, 2015

Gracias al olvido



Laurence Demaison, Méditation n°. 7

Como el efecto de un espejo imaginario vi mi reflejo en una fotografía de esa persona que casi no sonreía, hablaba sin ánimos y no se esforzaba por destacar –nosotros la conocíamos como 'la chica sin chiste'. Me pregunto qué ha hecho todos los días desde que la vi por última vez y por lo menos confirmo que si su vocación era ser olvidada o pasar desapercibida, la cumplió con éxito. Asimismo, me pregunto por todas aquellas personas a quienes conocí y afortunadamente hoy me han olvidado: soy su amigo y me identifico con ellos, de ser posible yo tampoco recordaría quién soy. En un extraordinario cuento sobre el insomnio titulado ‘Now I lay me’, Ernest Hemingway relata que su personaje Nick Adams se entretiene rezando un Padre nuestro por cada persona que conoció durante su vida, desde el primer recuerdo hasta el más reciente; me parece un gran ejercicio pero estoy por lo opuesto: agradezco al olvido porque hundió para siempre tardes de melancolía, personas sin nombre pero cuyo rostro identifico, pequeños triunfos o errores, sucesos malogrados o frustraciones. No debe ser tan malo que la mayoría de las cosas que hacemos se disuelvan en la nada –quizá algunos buscábamos eso .

No hay comentarios:

Publicar un comentario