y el nuevo está por aprenderse.
-Gabriel Zaid, "Sindicatos"
Crisis, en la acepción ideogramática china, abarca dos conceptos: cambio y peligro.
-Eduardo Milán, Resistir
Crisis, en la acepción ideogramática china, abarca dos conceptos: cambio y peligro.
-Eduardo Milán, Resistir
Puede decirse que hay una separación bien clara entre las
palabras y las acciones, esto entendido para el momento actual de nuestro país.
Pero la vida en democracia no puede reducirse a una sola acción –la de votar–
así como las críticas al poder no pueden ser únicamente las expresiones en
redes sociales electrónicas y las consignas en las marchas. Es cierto que el
cambio verdadero comienza por uno mismo, pero los individuos valen poco frente
a la importancia de grupos o instituciones corruptas. Afiliarse a un partido
político para hacer algo provechoso en la política nacional resultaría torpe
porque sabemos que ellos son, en primer lugar, un negocio. La primera clave
para un cambio político en México se encuentra en otro tipo de organizaciones,
más reducidas en su alcance territorial pero más eficaces en cuanto a
representación de los intereses ciudadanos.
Esta organización política ideal no correrá peligro siempre
que se atiendan los verdaderos intereses de la comunidad y se escuchen las
voces de la mayoría; una afrenta grave es la intolerancia, o querer hacer valer
las decisiones propias por encima de las de otros. Lo más importante debe ser
el respeto, entendido en sentido amplio: a las demás personas, a las leyes y a
los valores, a lo que es de todos, al lenguaje.
La tarea del cambio se vuelve necesaria si se tiene en
cuenta una perspectiva histórica; tomaré una periodización muy obvia: el presente siglo, es decir, los quince años que van de lo que se llamó la alternancia
en el poder hasta hoy. Es terrible notar cómo en la mayoría de los aspectos,
México en este tiempo ha sido un desastre. Se mencionan la política, la
economía y la sociedad y vienen a la memoria casos desfavorables: la violencia,
la falta de oportunidades, los fraudes, la corrupción, la injusticia y la
desigualdad… Las preguntas para el estudioso en el futuro podrían ser ¿Qué se
hizo mal para alcanzar tal estado? ¿Quién fue el responsable de eso?
Vuelvo a la idea del principio: las palabras
carecen de importancia si no tienen un respaldo de acciones. Estamos acostumbrados
a que en México los discursos sean por tradición vacíos. Si consideramos todos
los sucesos dolorosos de tiempos recientes, sería imprescindible aprender de
ellos como lecciones de lo que no se debe repetir, no asimilarlas sería aceptar
que todo seguirá como siempre y muy probablemente esto es lo que sucederá.
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