lunes, septiembre 29, 2014

Tienes nombre de canción


Pixies, Allison
        de Bossanova, 1990.

Rolling Stones, Angie
        de Goats head soup, 1973.

The Beach Boys, Caroline
        de Pet sounds, 1966.

Simon & Garfunkel, Cecilia
        de Bridge over troubled water, 1970.

Siouxie & the Banshees, Christine
        de Kaleidoscope, 1980.

U2, Gloria
        de Under a blood red sky, 1983.

My Chemical Romance, Helena
        de Three cheers for sweet revenge, 2004.

The Coral, Jacqueline 
        de Roots & echoes, 2007. 

Donovan, Jennifer Juniper
        de The hurdy gurdy man, 1968.

Allman Brothers Band, Jessica
        de Brothers and sisters, 1973.

The Beatles, Julia 
        de The Beatles, 1968.

The Kinks, Lola 
        de Lola Versus Powerman and the Moneygoround, Vol. 1, 1970.

Cocteau Twins, Lorelei
        de Treasure, 1984.
 
Suzanne Vega, Luka
       de Solitude standing, 1987.

Café Tacvba, María 
       de Cafe Tacvba, 1992.

Deftones, Minerva
         de Deftones, 2003.

The Police, Roxanne
         de Outlandos d’amour, 1978.

Fleetwood Mac, Sara 
        de Tusk, 1979. 

Françoise Hardy, Suzanne  
de Comment te dire adieu, 1968. 

Amy Winehouse, Valerie
         de Lioness: Hidden treasures, 2011.

martes, septiembre 23, 2014

Re, a veinte años (V y última)


Mañana a las ocho en metro Chapultepec, pamba china  beso pipo al que no esté. Café Tacvba como un grupo da sana ambigüedad. Detrás de la superficie tradicionalista de su música, hay una manera de llevar a cabo sus proyectos que tiene una influencia del punk. Precisamente esta canción, La pinta, contiene esa idea de los múltiples significados que se dan a una palabra y, a pesar de su diversidad, existe algo que lo unifica; así, la pinta es: la nave que empleó Cristóbal Colón en su primer viaje, el acto de no asistir a clases para pasear por un sitio más divertido, y la taja o firma que alguien usa para plasmar en las paredes –o, en pocas palabras, la pinta es la carabela, la odisea y el grafiti. No sé si los miembros del grupo hayan elegido deliberadamente los títulos ambivalentes en todos los casos, expondré algunos y dejo que el lector o aficionado descubra cuantos falten. El nombre del grupo designa varias cosas: una planta y una avenida de la ciudad de México, pero también una cafetería. Re es la segunda nota musical y también es un adverbio de cantidad empleado de manera coloquial. Mi último ejemplo, un borrego es, evidentemente, un mamífero, pero también se entiende por borrego a quien sigue incondicionalmente ciertas modas o tendencias, sin ponerlas en duda ni ponerse en duda a sí mismo.
Esta vez intentaron hacer una canción de punk. 
La pinta, R. Albarrán, 2:48 mins.




Esta vez intentaron hacer un himno al baile.  
El baile y el salón, J. Rangel, E. del Real, 5:07 mins.

El baile y el salón, por Mr. Kone.


Ni hablar mujer, tú traes puñal. Suele decirse que eran otros tiempos, o que aquel era otro México. Desde 1994 hasta hoy, me parece que el nacionalismo se ha transformado, a mi juicio ha cambiado en detrimento de la comprensión histórica y se ha preferido un nacionalismo regionalista; sobre todo en las ciudades –donde se encuentra la mayor parte de la población– se ha aceptado la influencia extranjera, concretamente norteamericana, situando a México como un país abierto cultural y económicamente. Re es uno de los últimos testimonios del nacionalismo mexicano estilo siglo XX (sería cuestionable si era revolucionario para esa fecha), entonces sí con una inquietud de explicar al país desde sus raíces mesoamericanas y desde el México más tradicional y profundo. Aunque también es comprensible esta obra si se tiene en cuenta que los grupos de rock de entonces intentaban demostrar en sus canciones una mayor preocupación por la realidad nacional, algo que actualmente es muy difícil de encontrar –en ese sentido, tal vez Re sea el disco más nacionalista del rock en México.

Esta vez intentaron hacer danzón.
El puñal y el corazón, R. Albarrán, 4:21 mins.




Los patrones se han muerto y tú sigues trapeando el piso de ajedrez. Siguió una colección de ocho canciones, Avalancha de éxitos, donde Café Tacvba reiteraba la diversidad de sus gustos e influencias (de Bola de Nieve a Jaime López, o de Leo Dan a Botellita de Jerez). Cinco años después de Re publicaron el álbum doble Revés/Yo soy que es una exploración de su ser como grupo, o sea, una aventura por sus dudas y definiciones como hombres, como adultos y como músicos. Tres años después vino un homenaje a LosTres, el breve Vale callampa. Siguieron dos álbumes de rock donde se mezclan las alusiones al pasado y al presente de los músicos, más inquietudes personales, mientras que la música se volvió menos nacionalista pero más potente: Cuatro caminos y Sino. La más reciente entrega se tituló El objeto antes llamado disco, que se encuentra a tono con un estilo contemporáneo: álbum conciso de unas pocas canciones, además de programación electrónica –en este caso, lo peculiar fue su proceso de grabación. Además, han participado en numerosos soundtracks de películas nacionales. La constante en ellos ha sido su renovación permanente, el rechazo a repetir lo hecho en el pasado. Café Tacvba es el grupo musical mexicano más interesante que conozco.
Esta vez intentaron hacer un vals de despedida, con el fondo de La vida en rosa. 
El balcón, R. Albarrán, 1:38 mins.
Total: 59:43 mins.



lunes, septiembre 22, 2014

Re, a veinte años (IV de V)



La muerte te puede encontrar en un bello lugar. Verde, color que representa simbólicamente a la reflexión, me motiva a la siguiente reflexión: Café Tacvba como un grupo especialmente por dotar de un sentido metafórico a los sistemas vivos, de modo que en su ser, lo natural contenga las dudas y afirmaciones sobre la existencia que tienen los miembros del grupo. En todos sus álbumes hay referencias a animales (El borrego, Pez, El ave) o a elementos del paisaje (Agua: Debajo del mar, Olita del altamar. Tierra: Las flores, El balcón, El polen, Mediodía, Camino y vereda), por sólo mencionar las canciones que llevan en su título estos rasgos sobre la naturaleza –pues en buena parte de sus canciones estos elementos poseen vida no sólo para dar escenografía o contexto, sino para actuar. Una muestra de este importante papel que ha tenido la naturaleza en Café Tacvba serían los versos de aquel bolero que José Emilio Pacheco citó en Las batallas en el desierto, y a su vez se convirtió en la sección más conmovedora de su canción Las batallas 
Por alto que esté el cielo en el mundo

por hondo que sea el mar profundo
no habrá una barrera en el mundo
que mi amor no rompa por ti.

Verde, R. Albarrán, 1:54 mins.




Su cadera al caminar lleva el ritmo de la mar. Somos como ligas porque conservamos en equilibrio en este país y si alguien quiere adelantarse, salirse de este territorio y progresar, su propio impulso se aniquila y aquél tiene que regresar a su sitio porque como mexicanos, todos tenemos que movernos juntos y nadie deberá sacar ventaja. Parecemos sombras, pero somos personas de verdad; parecemos silenciosos porque vivimos con la palabra pegada al paladar y a los dientes, pero tenemos muchas más cosas que decir de lo que ellos piensan. Sobrevivimos con lo poquito que vendemos (pescado frito con limón) pero ahora no podemos buscar nada más, porque no estamos acostumbrados a robar. Tradicionalmente, hemos tenido mucha paciencia pero algún día llegará en que la desesperación nos gane.
Esta vez intentaron hacer bossa-nova.
La negrita, J. Rangel, E. Rangel, 3:04 mins.




Formaron la triple alianza que temida fue por toda la raza. En esta canción, El tlatoani del barrio, se mira al pasado como un lugar irreverente, no solemne, de modo que se lo trata no como perteneciente a la historia objetiva, sino resultado de la imaginación creativa, pues de este modo se siente más cercano. La explicación es esta: un habitante de México, proveniente de la zona de la Lagunilla, conoce a otro individuo de un sitio vecino, la colonia Guerrero; ambos se juntan para divertirse y atraer a las mujeres pero el hombre de la Guerrero vence en todos los terrenos (la conquista, el baile, el box) al de la Lagunilla. Esta canción cuenta una historia y para situarla se emplean dos elementos contrastantes pero eficaces para los efectos de que sea en parte humorística: las palabras y sonidos mexicas (Tlatoani, Señor, Triple Alianza, los cantos nahuas y el caracol) y los elementos característicos de la cultura popular de los barrios capitalinos del siglo XX (el baile y la música, el box). Esta canción es claramente una crónica –en este sentido, Re sería una reunión de crónicas citadinas, más que un cancionero de un grupo de rock– e incluso sugiere la siguiente lección: el pasado es creación y referencia de nuestro propio presente. 
El Tlatoani del barrio, R. Albarrán, 3:26 mins.





Y que cada estrella fuese una flor, y así regalarte todo un racimo de estrellas. Una flor es una metáfora muy precisa y muy bella de nuestra existencia. El amor también puede ser representado por esa delicada forma de ser. Sabemos de las flores por su estado de plenitud, donde a la vez alcanzan su máxima belleza y su mayor utilidad. En teoría, eso mismo debería suceder con el amor. Por supuesto, el amor nace, crece y se desarrolla y eventualmente muere, pero esta canción hace una puntual descripción del florecimiento del amor en pareja. O sea, la parte más intensa y más bella pues da lugar a que las palabras alcanzan su mayor brillo y cristalizan su sentido como los pétalos maduros, y donde cada parte del cuerpo es importante para otorgarla a los sentidos del otro, de ahí las manos, los ojos, los sueños y las ilusiones. La canción termina abruptamente porque así es menos doloroso, se acaba todo y que comience lo que sigue.
Esta canción tan contagiosa no tiene coro.  
Las flores, E. del Real, 2:15 mins.
Las flores por Marcela Elizabeth