lunes, agosto 31, 2015

Scriptograma

(X)


Su única obra, de índole metafísica, se perdió junto a otras de igual valor en Alejandría.

Los herederos del poeta juzgaron prescindibles sus cartas, que se perdieron gradualmente conforme pasó el tiempo y con ellas, el registro de sus emociones ante sus amistades.

Ella le pidió prestada su libreta de tapas de cuero, donde él vaciaba sus ideas, pero creció una distancia entre ellos y nunca devolvió su libreta, nada se pudo recuperar, aunque su contenido no tenía demasiada importancia.

Su artículo no fue rechazado, pero no alcanzó a publicarse porque el mismo día que lo envió ocurrió algo demasiado importante y ya no hubo espacio en el periódico. En los días siguientes el único tema de discusión fue ese hecho importante y el tema de ese artículo perdió relevancia inmediatamente.

Preparó con cariño y con esmero su primera novela, que dio a leer a varios de sus amigos y consultó con algunos editores; todos le encontraron algún defecto y jamás fue publicada. La guardó en el mueble más deteriorado de su casa y no volvió a escribir otra vez.

La carpeta de documentos tenía el título de “Cartas para mis hijas” (ellas lo supieron porque lo había escrito con tinta en el rótulo de papel), una serie de mensajes escritos en documentos de Word con algunos recuerdos de juventud y lo que ella consideraba lecciones para sus vidas adultas, aunque sólo las respaldó en un diskette 3½ por ser el único medio que conocía pero después se estropeó el CPU y esa tecnología se volvió obsoleta. Aunque había modo de recuperar los mensajes, a ellas siempre les faltó tiempo y verdadera convicción para hacerlo; se conformaron con comprender la intención, pero no el contenido.

Anotó un número telefónico y un nombre en la orilla de un periódico, pero lo olvidó en algún lugar y no pudo realizar esa comunicación. Tiempo después reaparecieron esas señas, pero habían dejado de ser útiles.

Pensó en lo más lindo que se le ocurrió, de algún modo tenía que vencer la timidez; pero eligió enviarlo como mensaje a su teléfono y nada serio u honestamente bello puede alojarse ahí. No recibió respuesta y en persona ella sólo le dirigió una sonrisa.

Una o dos horas fueron suficientes para pensar en algunos casos de olvido u omisión de textos en el pasado. Seguramente cientos de personas se han preocupado por lo mismo por lo menos una vez y, al mismo tiempo, no es un tema de verdadero interés; el desarrollo era torpe y poco claro, es comprensible que a casi nadie le interesara.


Todos ellos escribieron para que su existencia no se borrara de la historia, pero algo falló, el autor, el soporte o el destinatario.

martes, agosto 25, 2015

Sin nostalgia

Voy a guardar intacto el recuerdo de este instante
porque todo lo que existe ahora mismo nunca volverá a ser igual.

José Emilio Pacheco, Las batallas en el desierto



Este ejercicio no es original, pues retoma ideas y tentativas que he visto realizar a mis amigos y a muchas otras personas que no conozco. Como el resto de lo publicado en este espacio, sólo se trata de una sugerencia o una invitación a la memoria, o mejor, al diálogo o a nuevas propuestas.


Era difícil encontrar a alguien disgustado con lo que ocurría en el año 2005, me refiero a la música. Había para todos los gustos y había calidad. Era relativamente complicado conseguir todo lo que nos gustaba, pero también parece que existía más cercanía con eso, por lo menos parece que las canciones o los álbumes contaban más nuestras vidas que en el presente. Había más radio que descargas o streaming, había más revistas o My space que podcasts o youtube. Con esto último no quiero decir que esa época fuera mejor, esto no se trata de nostalgia; simplemente, teníamos otras oportunidades distintas y obtuvimos buenas lecciones de ellas. 


Ciertamente todo era más barato entonces. Da la impresión de que se vivía de una manera más tranquila. Seguramente los días eran iguales a los de ahora, pero existía algo fascinante en aprender más cosas de las que podíamos hacer –es decir, ahora nuestras vidas consisten en hacer más de lo que en teoría ya aprendimos. No soy el primero en  decir que existe cierta insistencia en recordar los múltiplos de cinco o diez, parecen ser cifras más redondas, rotundas, definitivas; también es posible que las cosas o los recuerdos aumenten su valor cuando son periodizadas bajo estas cantidades, como si lograran sobreponerse al olvido o a la ineludible distancia que el pasado nos impone.


El tiempo opera de forma misteriosa, no te conocí ese año (te conocí antes o después). Tal vez en alguna ocasión hemos conversado sobre la música de esa época, o sobre cualquier otro acontecimiento de ese periodo. Pero nunca nos vimos en ese entonces. Solamente podemos compartir nuestros recuerdos desde este presente. Estoy seguro de que tienen un significado especial. Para mí, se trata de lo siguiente: la persona que más deseo ver en este momento, la conocí en 2005. Las canciones captan nuestra historia conforme vamos viviendo junto a ellas –cada canción es muchas historias particulares. Las de la siguiente lista me ayudan a recrear los momentos que viví junto a ella y a recordar su rostro.